dijous, 14 de gener del 2010

Amin Maalouf

"Si tuviera que tomar hoy la decisión, sé perfectamente lo que habría hecho. Al acabar el verano, nos habríamos ido a Montepellier, donde yo habría reemprendido mis estudios de medicina y ella los suyos de historia. Hoy estoy seguro de que era lo único que podíamos hacer. Si en la cabeza de aquel joven que yo era hubiese hablado la voz del viejo prudente en que me he convertido, esa voz habría dicho: ´¡Sálvate! ¡Coge a tu mujer firmemente de la mano y corre; corred, salvaos!´ Pero aquel joven y aquella joven, nosotros, no tenían otros consejeros que sus ilusiones del momento. ¡Sobre Levante iba a abatirse un tornado y nosotros pretendíamos contenerlo son nuestras manos desnudas! Era exactamente eso. El mundo entero se había resignado a ver a árabes y judíos matarse entre sí durante decenios, siglos, quizá; todo el mundo había tomado una determinación, los ingleses y los soviéticos, los americanos y los turcos... Todo el mundo, a excepción de nosotros dos y algunos soñadores como nosotros. Queríamos impedir aquel conflicto, queríamos que nuestro amor fuese el símbolo de una vía distinta."